Andamos revueltos en el POLLO con el revuelo formado por unos supuestos insultos racistas de un jugador de fútbol a otro. No porque nos sorprenda que los jugadores se insulten. Cualquiera que haya jugado al fútbol en su niñez ha podido comprobar en sus carnes cómo el contacto físico lleva al improperio verbal para volver a más contacto físico. Los que se pelean se quieren. Lo que nos distorsiona es la calificación del insulto como racista. Parece ser que unos insultos son más insultos que otros y ahí es donde el POLLO puede dar el cante.

No se puede ir faltando el respeto al tuntún, porque nos metemos en berenjenales de los que cuesta salir. Aparentemente el insulto racista era «Negro de mierda». Si se quiere evitar el racismo hay que recurrir a títulos neutros como «eres un ser humano de mierda», «eres una persona de mierda» y acompañar de un «independientemente del color de tu piel, procedencia o características por las que te puedas sentir ofendido». El efecto negativo de este disclaimer es que el insulto deja de serlo, porque le acabas quitando la chicha de la ofensa. Es por ello que el POLLO recomienda a los insultantes, racistas o de cualquier otro tipo, omitir los sujetos para directamente predicar con el insulto. Fuera partículas cojoneras también. «Eres mierda». «Eres gilipollas». Aséptico. Quirúrgico. Letal.

Maticemos que hay que evitar aquellos insultos que puedan portar características de raza, género o cualquier otra materia de especial sensibilidad, como cabrón/a, hijo/a de lo que sea, malnacido/a, … Y se recomienda encarecidamente el uso de insultos comprimidos que, además de contener el desprecio esperado en los de su estirpe, causan perplejidad y estupor inicialmente para desencadenar la ofensa con efectos retardados. Nos referimos a los nunca suficientemente bien ponderados pugicama, caracol y maricojonetagiliputeriano. Tampoco deben caer en saco roto otros elementos menos sonoros pero más duros como espabilao, listo, guapo, Einstein, carnicero, papanatas, tontolhaba, peazocarne, yaestáquíelquefaltaba … Dicha con arte e intención, casi cualquier palabra o combinación de palabras puede ser un buen insulto.

Pero el racismo no es moco de pavo. Si usted es realmente racista y piensa que su raza, sea la que sea, es mejor que otra, hágase un favor y viaje, viaje. Y hable con gentes de otros lugares. Podrá comprobar que su raza, no sólo no es especial, sino que en la mayor parte de los sitios a los que vaya considerarán que la de ellos es claramente la mejor raza del mundo y que la de usted es un subproducto de la humanidad al que le falta un hervor para igualarse a la de ellos. Pasa en Madrid, en Hong Kong, en Japón y probablemente en Mombasa y Washington. Mal que le pese a usted, se parece muchísimo a los racistas de otras razas. Los racistas del mundo son una raza especial que debiera vivir en un sólo lugar alienándose unos a otros.

Por otro lado, si lo que usted quiere en realidad es realizar un insulto atacando la apariencia de otro, no porque usted sea racista sino simplemente por joder o porque el insultado merece serlo con toda justicia, recurra a las finas formas del doble sentido gaditano en la que se dice todo sin decir nada.

¿No sería mucho más racista que «negro de mierda» decir algo como «ole bendita la raza que te parió» o «ay guapo, que mal paraos salimos los demás» e incluso «blanquito celestial»?, siempre pensando en el contexto hipotético de un encontronazo dialéctico en un partido de fútbol. Tiene mucha mala leche y correrían ríos de tinta tratando de aclarar si hay segundas intenciones o no.

Si lo que se quiere lograr es que no haya más insultos racistas en el fútbol (en la cotidianeidad es como que imposible) hay que zanjar cualquier tipo de insulto, siendo mucho más sencillo zanjar el fútbol en su totalidad. Las utopías donde todos convivimos armoniosamente con nuestros semejantes son sólo eso, utopías, y el racismo muestra su cara más cruel en el acto, que no en el verbo. Es racista aquel que respetuosamente calla pero actúa como superior. Mientras que aquel que llama negro de mierda al negro pero luego da la cara cuando el negro lo necesita, puede que lleve la fama, pero no es quien de verdad carda la lana del racismo.

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