Si estudiasteis lengua el siglo pasado probablemente recordaréis que en un momento u otro el alfabeto de la lengua castellana incluía letras como la ch, la rr y la ll. Años de sesudo debate llevaron a la RAE y otros colegas suyos a eliminarlas del abecedario.

Su explicación se puede encontrar en este artículo alojado en la página web de la academia. El alfabeto según la RAE incluye las letras usadas por el castellano y que sólo tienen un sonido, por lo que la ll, que son dos letras juntas para representar otro sonido no debe ser incluida. Y tu te preguntarás, ¿y qué pasa con ese sonido? ¿Se queda sin representación? Sí. Se queda sin representación. No tiene tanta suerte como la ñ. Si en lugar de repetir la letra, le hubieran puesto un rabito a la l, la r, la c, o a la h, allí que se habrían quedado. Pero un mal viento hizo que la representación de esas letras fuera un dígrafo, como la academia lo llama. Rabito sí, letra repetida no. Letra repetida, caca. Rabito, bonito.

Claro, es más complicado crear tres letras nuevas que quitar tres. Aunque más sencillo hubiera sido dejarlo todo como estaba. Ahora, cuando te piden deletrear lluvia, tienes que decir ele ele, en lugar de elle. Y dos eles no suenan como una elle. Una de las máximas de la lengua, economizar, se va al carajo.

Por otro lado también me hace preguntarme por qué existe la ñ. No es un dígrafo pero su sonido se puede articular perfectamente con ny. Sin embargo ni el sonido de ch ni el de ll se pueden obtener mediante combinaciones del resto de las letras. Así que el prescindir de ellas ni parece haber sido un solución muy afortunada. No han arreglado nada. No es mejor que antes. Si no estaba roto, ¿para qué arreglarlo?, que diría Lord Vetinari. Espera… leed el segundo párrafo de la real explicación. «El español se asimila con ello al resto de las lenguas de escritura alfabética…» La eliminación de esas letras nos equipara con otros alfabetos, un hecho cuyas ventajas son abrumadoras y que da muestras de una solidez sin parangón en la toma de decisiones de la Academia.

Me recuerda a mi madre, «¿y si Pepito se quiere tirar de un puente tú también te tiras?». Y la RAE y las otras academias del castellano se han tirado por el puente tras Pepito.

Artículo anteriorNace el POLLO
Artículo siguienteSólo adiós
Cosas de Viejo
De vocación sus labores, este viejo podría haber hecho algo de provecho si no hubiera sido él mismo. Podría haber sido el peor de los periodistas si no se lo hubiera propuesto. Podría haber sido un gran hombre de ciencia si la inteligencia, el talento, la tenacidad y una mente despierta le hubieran acompañado. Podría haber sido un artista si hubiera gozado de la impostura. Es por eso que es arduo poner notas biográficas de quien apenas ha vivido.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Nombre