En Habitación para cuatro, los cuatro en cuestión son una panda de amigachos que ocasionalmente se dan a la gamberrada y la broma pesada, lo que gentes con menos vocabulario llaman prank.

En una de sus tropelías acaban con sus huesos en el hospital. Convalecientes, tratan de proseguir sus infames correrías hasta que dan con la horma de su zapato en forma de doctor de cabecera capaz de frustrar cada uno de sus conatos gamberros.

Sus días se hacen largos a la espera de obtener el alta médica cuando uno de ellos, arquitecto de profesión, queda prendado de una mujer que está de visita en la clínica. El flechazo es instantáneo. Cae perdidamente enamorado de ella y trata por todos los medios de saber quién es. Para desolación suya se entera de que es la esposa del sádico doctor.

El atormentado enamorado confiesa su debilidad a sus amigos, quienes, haciéndose con el número de teléfono de la casa del doctor, comienzan a hacer llamadas que van desde lo poético a lo obsceno en un intento de tratar de conquistar a la señora para su amigo. La combinación de los talentos seductores de los tres amigos más la pura pasión platónica del arquitecto terminan por lograr que la dama acepte tener una cita con él, desencadenando la aventura amorosa.

Pasado un tiempo indeterminado encontramos al enamorado confesando al médico-marido su pasión desatada y pecaminosa por su esposa pidiéndole comprensión y un modo para quedarse con su mujer lo más civilizadamente posible. El doctor, con una muestra de pasmosa sangre fría, acepta que el enamorado se quede con su mujer siempre y cuando acepte el paquete completo (pack para los iletrados). El paquete comprende quedarse, además de con su esposa, con el perro (el San Bernardo Birillo), pasearlo metódicamente a las cinco de la mañana y alimentarlo, quedarse con las dos hijas del matrimonio, que no se pueden separar del perro, y con la gobernanta, que no se puede separar de las niñas y tiene contrato por dos años – severísima y con uniforme.

En alas del amor, el cupidizado acepta todas las condiciones. El doctor, ex marido, ex pareja, con el ánimo propio de quien acaba de salir de la cárcel, ejecuta el traspaso familiar con una sonrisa en los labios, mientras el ajetreado arquitecto trata de complacer las crecientes exigencias de la troupe que acaba de adoptar.

Los meses vuelan, el arquitecto ha perdido el contacto con los amigos y la monotonía e insatisfacción lo sumen en una angustia profunda que sólo puede solucionar la vuelta al redil de la gamberrada. Una cena en casa del arquitecto sirve de desencadenante para abandonar el hogar en alas de irse a gastar putadas, tras sumar en sus filas al sádico doctor ex-marido.

Todo este argumento es ventilado en unos escasos 20 minutos. Habitación para cuatro es una película italiana dirigida por Mario Monicelli y estrenada en 1975. En italiano su título es Amici miei. Es decir, Amigos míos. Oda a la amistad gamberra en vías de extinción y obra cumbre del humor en película y diría que universal.

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Cosas de Viejo
De vocación sus labores, este viejo podría haber hecho algo de provecho si no hubiera sido él mismo. Podría haber sido el peor de los periodistas si no se lo hubiera propuesto. Podría haber sido un gran hombre de ciencia si la inteligencia, el talento, la tenacidad y una mente despierta le hubieran acompañado. Podría haber sido un artista si hubiera gozado de la impostura. Es por eso que es arduo poner notas biográficas de quien apenas ha vivido.

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