…lo peor. Temeos los peor. Así lo dice una Tribuna de El País que hace de 15 días de encierro un paradigma de la pérdida de libertades y derechos. César Rendueles expone en el artículo la deriva autoritaria que España está sufriendo y yo creo que debe ser matizada. Párense, léanlo y luego vuelvan aquí.

Obviando el primer párrafo, totalmente prescindible, pasamos al segundo para entrar en materia. Todo parece racionalmente hilvanado hasta que nos topamos con el primer descosido: «El deterioro de la democracia puede parecer un fenómeno transitorio…» Mmm. Desde luego que sí, debería ser un fenómeno transitorio. Así lo contempla su desarrollo legislativo. Pero dándole un pellizco al tema ¿cómo se atreve a hablar del deterioro de la democracia tan ampliamente? La democracia actual ya está bastante deteriorada por diversas razones en las que el abuso de la fuerza policial o la mala educación e intolerancia de la población no son más que piedrecitas que asfaltan una senda de sillares descomunales.

«Si en algún momento necesitamos que funcionen los mecanismos de control de las fuerzas de seguridad es cuando les otorgamos poderes extraordinarios. Y con frecuencia las pérdidas en libertades no son transitorias, …» continúa. La primera oración cae por su propio peso. Se necesita el control de las fuerzas de seguridad, como de cualquier otro cuerpo del estado, incluida la clase política, siempre. No hay momentos más urgentes que otros, o ¿acaso piensa que durante épocas menos urgentes hay que hacer la vista gorda a los abusos de poder? Segunda oración. Necesita ejemplos que soporten tal afirmación. Si gozamos de libertades y derechos más que en ningún otro momento de la historia de España es porque venimos de una situación peor, por lo tanto, las pérdidas en libertades que no son transitorias pueden ser subsanadas con las correspondientes acciones, sean cuales sean y tengan la frecuencia que tengan.

Las frases que vienen a continuación son más que dudosas y por supuesto nada generalizables. Nunca en mi vida me han pedido el DNI por la calle y siempre me han tratado con respeto máximo cuando he preguntado algo o necesitado la ayuda de los policías, sean del cuerpo que sean. Tal vez tuve suerte. No soy ciego y sé que se han cometido burradas, ahora, hace 3 semanas, 20 años y 50. Pero, ¿se puede detectar una escalada realmente peligrosa del autoritarismo policial debido al confinamiento? Pienso en la policía de Estados Unidos, o de México, o incluso la francesa y no puedo sino dar gracias por lo que tenemos. Y repito, a sabiendas de que, como en cualquier profesión, hay manzanas podridas, a veces por centenas.

Comienza el siguiente párrafo con un «¿De verdad es razonable que la policía haya impuesto 150.000 sanciones relacionadas con el coronavirus en 12 días (el triple que en Italia en un mes)?» Mmm, ¿se han cometido dichas infracciones? Si así ha sido, pues es razonable. Si soy optimista y considero que la mitad son sanciones falsas, que es como decir que la policía hace mal su trabajo una de cada dos veces o que la mitad del cuerpo es inepto o corrupto, aún siguen siendo 75.000 casos. Cuando menos, dudoso.

Respecto a los abusos de poder grabados en vídeo que el autor menciona, yo también he visto, pero sólo uno. Carezco del morbo necesario para ver estas cosas. Y, fortuitamente, también los he visto antes del confinamiento. Odiosos todos ellos y la institución correspondiente tendría que investigarlos. Todos. Siempre. Y tomar las medidas que sean necesarias.

En cuanto al espíritu de linchamiento del pueblo. Bueno, es parte del espíritu nacional. A una parte ruidosa, mal educada y significativa de la población le corre el odio por las venas. Extienden su veneno desde los coches, desde los medios sociales y siempre que tienen oportunidad. El confinamiento les resta opciones de desahogo, así que la ventana no es más que otro medio más para sus orwellianos «dos minutos de odio.» Pero majo, hay que hacerse a la idea, eso es parte de España. Siempre se habla de los paisajes, lo encantador de sus gentes, … nunca de los encabronados cafres que te amargan el día desde primera hora de la mañana. Son la respuesta «pues-anda-que-tú» a la pregunta «¿cómo estás?» Todos esos son también España, y si se quieren eliminar, hay que meter mucho dinero y darle un giro copernicano al sistema de educación y de valores de este país.

Sin embargo, cuando el autor habla de falta de comprensión ante situaciones particulares de ruptura del encierro, no tiene en cuenta que, tal vez, el energúmeno que grita desde casa tiene a alguien ingresado por coronavirus o, aún peor, ha perdido a alguien. Quizá los insultados también tendrían que pensar en ello. De cualquier modo, no sé por qué creo que ambos extremos (aquellos que salen por la más extrema de las necesidades y los que insultan ante la desgracia personal) son los menos infrecuentes, aunque no tengo cifras que lo respalde.

Camino del desenlace glorioso: «La resaca que dejará la ampliación del poder policial en nuestras instituciones combinada con la normalización del acoso social puede producir una tormenta perfecta de autoritarismo,» dice Rendueles. ¿Hay ampliación del poder policial o es que tal vez son los únicos que hay por la calle y por eso tienen más visibilidad? ¿Hay normalización del acoso o es solamente en algunas casas, de algunas calles, de algunos barrios de algunas ciudades? Lo que sigue son una serie de especulaciones arbitrarias y pesimistas a las cuales podría añadir elementos como … ¿qué sucederá si un atentado islamista obliga a decretar medidas estrictas sobre inmigración y derechos fundamentales? Tienen el mismo fundamento que el resto de acusaciones. El poder judicial actúa o debiera actuar como le viene en gana conforme a la ley. Es así. Si deciden multar a un niño que deja caer un chupachup por manchar la acera es que lo pueden hacer. Su reputación va unida a sus acciones. Pleitos estúpidos denotan estupidez pero, al igual que en el anterior párrafo, el número de casos de injuria es anecdótico en comparación con los miles de casos de temas de mayor calado: corrupción, crimen organizado, asesinatos, violaciones, violencia, estafas, robos, …

Además, la frase «en el contexto de la crisis catalana hemos asistido a una intensísima movilización judicial de dudosa compatibilidad con la separación de poderes» suscita inquietudes. Primero me inquieta la ingenuidad de la sentencia. ¿separación de poderes? ¿Qué separación hay entre el ejecutivo y el legislativo? ¿Qué separación puede haber cuando el legislativo nombra a los dirigentes del judicial? Y, siendo las intenciones de los independentistas catalanes romper el orden jurídico que España, ¿no es lógico que el poder judicial busque el cumplimiento de la integridad territorial tal y como las leyes contemplan? Y siendo el legislativo quien elige los miembros de determinadas instituciones judiciales, ¿no habría que estar dudando del legislativo?

Haciendo gala de mi clarividencia voy a responder a las preguntas que formula el articulista. «¿Qué ocurrirá cuando se levante el confinamiento y la catástrofe económica que se avecina empiece a dar lugar a movilizaciones laborales o sociales?» Nada, como siempre. Estaremos de fiesta por poder salir a la calle. Fallas, San Isidro, San Fermines, Semana Santa,… fiestas y fiestas. La zorra pobre al portal la zorra rica al rosal y el avaro a sus divisas, que canta el Noi. «¿Jueces y policías se dejarán arrastrar por la inercia represiva creada durante el estado de alarma?» Mmm, si quiere decir si seguirán poniendo multas por saltarse el confinamiento, no. Si lo que quiere decir es si empezarán a poner multas por eructar o detener a los que se peleen en las reuniones de escalera, no. «¿Se seguirá apelando a la excepcionalidad de la situación y a la unidad frente a la catástrofe?» Sí, sobre todo desde las esferas políticas, pero a la gente se la traerá al fresco. «¿Continuarán las metáforas bélicas para exhortarnos a acatar las decisiones del Gobierno?» No, volverán a ser futbolísticas y del mundo rosa.

El colofón merece un golpe a golpe, verso a verso. «En muchos lugares del mundo la derecha radical se está imponiendo como una alternativa al derrumbe de la globalización neo-liberal, ofreciendo una promesa de orden y retorno a los viejos buenos tiempos anteriores a la Gran Recesión.» Puede que tenga razón, pero una aseveración como esa merece ejemplos. Que la derecha populista se está imponiendo en muchos sitios es cierto pero, ¿se debe en todas las ocasiones al derrumbe de la globalización? Es decir, que si la globalización neo-liberal no se derrumbara no llegarían inmigrantes. El encabronamiento de la gente con la inmigración ya estaba aquí en los tiempos anteriores a la Gran Recesión en la era dorada del neo-liberalismo. ¿La indolencia y traición ante el secesionismo, como muchos votantes de derecha populista creen que así es, tiene algo que ver con ese derrumbe? ¿La irritación que sienten por la defenestración de sus mitos tiene que ver con el corrimiento de tierras también? ¿El hostigamiento a su forma de vida tradicional se debe también a eso? Ahora hay opciones políticas que recogen el odio, el alienamiento y el rechazo por parte de la población y lo convierte en votos. En un lado y en otro. «Las inmensas conmociones económicas que va a desencadenar la pandemia del coronavirus son un escenario perfecto para una extrema derecha capaz de conjugar un programa económico posneoliberal con una gestión inteligente del rencor social y el miedo colectivo.» Y también de la extrema izquierda. Y también del centro perpetuista que no quiere que nada cambie y se aferra al poder por cualquier medio. «En realidad, un país en cuarentena se parece mucho a las distopías políticas de la nueva ultra derecha: el Ejército en la calle, llamamientos a la unidad nacional, limitación del poder autonómico, comunitarismo represivo y ruedas de prensa en prime time a cargo de un general cuyos comunicados parecen un diálogo desechado de La escopeta nacional.» Por dios, y también de la extrema izquierda hombre. No me metas más miedo con que la ultraderecha va a llegar. Nunca se ha ido, ni los estalinistas, ni los franquistas, ni los terroristas, ni los nacionalistas, ni ninguno de los que acojonan a cualquier ciudadano medio. Responde tú ahora. ¿A quién ayuda este atemorizante discurso que has plantado en El País? Ya lo dijo Jesús, temeos los unos a los otros, ¿o era el diablo?

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Nombre