Pasando revista a esa colección de bizarros números que merodean por el Gengis hay que hacer parada y fonda en El Picao. El Picao es natural de Alicante. Tautológico. Todos los alicantinos son picaos, y si no lo son, es que tienen sangre de otros lados.

Para El Picao el tema de los nacionalismos y secesionismos se le hace paradoja en la boca. Por supuesto, le incendia que le llamen valenciano. En Alicante, no hay nada más gravoso que te puedan llamar. Y cada alicantino tiene una razón diferente para ello. Todos los alicantinos portan pendencia condescendiente o agresiva con Valencia, y si no la llevan, es que tienen sangre de otros lados.

También les toca las narices que les metan en el saco de los Países Catalanes. «Mi abuelo decía que no hablaba ni valenciano ni catalán, que él hablaba alacantí». Y según El Picao, ciertamente el habla del abuelo era ostensiblemente diferente del valenciano post-transición. Un idioma de pego completamente nuevo para una gran parte de la población dice él. «De la noche a la mañana el yayo se encontró con que le habían hecho iletrado en su lengua desde algún despacho con vistas al Turia».

Y con el tubarro a to trapo y se lía con geografías, culturas, gentes y gentuzas… «en Alicante tenemos Murcia a 80 Km y Valenc……. El norte de la provincia es más parecido al sur de…… Que nos llamen valencianos es como que nos llamen manche….. Si la Comunidad Valenciana se hubiera llamado Levante, tal vez la tirria……. Si no vives de la sopa boba burocrática, pues como que lo único que ……». Todo ello mientras se le inflama la sien y se pone en estado doberman de gestapo. Ahí es cuando más disfrutamos. «Picao, si todos sois provincianos…» grrrrrrr, «Picao, ¿vosotros también tenéis fallas?» GGGRRRRRRRR, «Picao, yo creo que la mejor paella es la valenciana…..» GRRRRRRRRRR.

Me da por pensar que este tema de los nacionalismos es más complejo de lo que parece. En el caso del alicantino no tiene un encaje muy fácil. No le gusta casi nadie pero le gustan todos. Como suele sentenciar, aquí todos son primero de su casa, luego de su calle, luego de su barrio, luego de su ciudad y luego a cada uno le da por una cosa. Como veis, una perla.

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